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lunes, 22 de agosto de 2011

Contaminación en el Mar del Norte

"Desarrollo sostenible no significa producir menos sino hacerlo de otra manera. Significa tratar los recursos como hacen los jardineros". Stéphane Hessel

El pasado lunes fue un día negro en el Mar del Norte. La plataforma "Gannet Alpha", propiedad de la multinacional holandesa de petróleo Shell, vertió más de 200 toneladas a las frías aguas del océano. No fue un vertido más. Tampoco se trató de unos "hilillos de plastilina", como alguien se esforzó en describir la catástrofe provocada por el Prestige en 2002. Lo que ahora sucede en el Mar del Norte es un desastre ecológico sin paliativos.

La mancha de crudo ocupa una superficie de 124 kilómetros cuadrados y se encuentra a 180 kilómetros de la costa de Escocia, en concreto del puerto de Aberdeen. “Esperamos que se disperse por la acción de las olas. Los fuertes vientos que ahora azotan la zona pueden ayudarnos a reducir el impacto”, es lo único que ha acertado a decir Glen Cayle, técnico jefe de la firma holandesa. Es una buena declaración de intenciones: que la sabia naturaleza esconda lo que su hijo díscolo -o sea, el hombre- ha creado. Pero esperar que desaparezca así ese veneno negro que vaga a la deriva es como ocultar la basura debajo de la alfombra. Sólo evitaremos que la imagen de la ponzoña nos arañe los ojos y así todos podamos dormir tranquilos. Es probable que la sentencia de muerte empapele durante muchos años los arrecifes marinos de Escocia y a buena parte de sus habitantes.

El Mar del Norte, un gigantesco caladero para la pesca y refugio para una fauna viva, se muere ante nuestra impotente mirada. Esperemos que el oleaje salvador que esperan los expertos de la Shell limpie, de paso, algunas manos que la avaricia suele manchar de indolencia.




Esta fotografía fue la más visitada la semana pasada por los amigos de Más que Ciencia: 1.483 lecturas 

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