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miércoles, 2 de junio de 2010

Una cumbre a medio camino entre el algo y la nada (Publicada en la revista Fusión Latina)


Resulta difícil extraer una conclusión que defina el éxito o el fracaso de la VI Cumbre Unión Europea- América Latina y Caribe, que se celebró en Madrid entre el 17 y el 19 de mayo. Hay quien ha escrito que el simple hecho de haber logrado aflojar el nudo gordiano que asfixiaba desde 2004 las relaciones comerciales entre Europa y Mercosur ya les permite a los organizadores irse a dormir tranquilos. No lo veo tan claro.

Si el diálogo quedó en suspenso hace seis años por la negativa europea a desmantelar el sistema de protección de su sector agrícola y por la oposición americana a ser inundada con productos industriales de este lado del Atlántico, las posiciones en 2010 no es que hayan variado mucho.

Un buen número de países europeos (Francia y Polonia a la cabeza) con poderosos sectores agrícolas siguen siendo opuestos al proceso. Si a este obstáculo se une el azote de una crisis económica histórica en el viejo continente, será muy difícil prosperar más allá de la foto.

La conclusión fría de esta realidad es demoledora: la impecable Europa que vocifera las excelencias del libre mercado como el único camino posible para la salvación, dedica siete veces más dinero a subvencionar su propia agricultura que lo que gasta en ayuda al desarrollo. Y si decide cambiar esta política, el lobo del conflicto generalizado no sólo enseñará los dientes sino que lanzará alguna dentellada feroz a esta suerte de Torre de Babel que es Europa. Aceptar el levantamiento del proteccionismo impuesto en una época boyante puede resultar catastrófico para los arquitectos del Tratado de Lisboa.


Pero eso no es lo peor. Estas subvenciones permiten que países como Alemania, Francia e incluso España vendan maíz a Ruanda, Ecuador o Moldavia un 20 por ciento más barato de lo que en realidad cuesta cultivarlo. Curioso negocio el de un bloque político que con una mano predica la globalización como la panacea para el desarrollo de los pueblos y con la otra levanta muros de espinos cada vez más altos para impedir la llegada de nuevos extranjeros que huyen de sus propios mercados arruinados por la codicia del status quo y la ceguera de sus dirigentes.

¿Cómo cambiar el curso de las cosas? Mientras este negocio continúe aportando beneficios en una situación económica como la actual, pensar en un acuerdo equilibrado parece complicado. Europa ha llegado desfondada a la principal mesa de dialogo de esta Cumbre. Y Brasil, el músculo indiscutible del continente latinoamericano, espera con paciencia budista para doblarle el brazo en la otra esquina del cuadrilátero.

Es cierto que a España le va mucho en este juego de nervios. Porque pese a la pérdida de peso de la Unión Europea en Latinoamérica, su presencia económica se ha fortalecido. Se puede asegurar que los alfileres que ahora sostienen su debilitada economía, en buena parte, proceden de Suramérica. En los últimos 17 años se ha convertido en el segundo inversor del mundo tras EEUU.

Los beneficios empresariales de esta política han sido siderales. Por ejemplo, la multinacional petrolera Repsol YPF ha incrementado sus ganancias un 29,4% gracias al crudo extraído en varios países suramericanos. Algo parecido sucede con las compañías eléctricas y con la banca.

Pese a todo, el resultado de esta enorme inversión no ha servido para mejorar la imagen nacional en Latinoamerica. En uno de los últimos Latinobarómetros se detectó que el 57% de sus ciudadanos no cree en la buena fe de las multinacionales españolas. Las denuncias contra estas empresas se acumulan.

Las tensiones diplomáticas por el trato que reciben los inmigrantes latinoamericanos en Europa tampoco han faltado a lo largo de esta Cumbre. La presidenta argentina y portavoz del bloque de América Latina y el Caribe, Cristina Fernández, expresó la preocupación existente por el trato discriminatorio que se dispensa a sus compatriotas en la UE, especialmente ahora que la economía europea flaquea y que se ha disparado el desempleo.

No le falta razón. Los inmigrantes están siendo los principales damnificados de la explosión financiera provocada por los inteligentes dubitativos del Viejo Continente y también la diana predilecta de los ignorantes que viven convencidos de estar en posesión de la verdad. De la suya, claro. La del “te maltrato porque me quitas el trabajo”. Pero eso habría que verlo.

Publicada en la Revista Fusión Latina
http://www.revistafusionlatina.com/

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