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lunes, 22 de noviembre de 2010

La Calle Mayor


Caminaba de la mano de mi alma por la calle Mayor cuando la imaginé bajo la cama. Yo, de pie. Ella, tumbada. Pechos como montañas. Salvaje viajera abrazada a un amanecer entre las sábanas. 

Pero por más que lo intentaba, el instante se me escapaba. No recordaba sus ojos. Aquella oleada de colores que se hacían agua mientras la acompañaba.

De pronto, me encontré en una esquina donde una mujer danzaba. Anudamos nuestras miradas en un momento frugal. 

Un soplo sin claroscuros. Aquel era el matiz que me faltaba. 

El de mi bolsa amada. En la Calle Mayor

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