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martes, 23 de noviembre de 2010

La cultura política


Un amigo de Bermeo, cuyo mayor mérito en esta vida es ejercer el anarquismo desde un barco congelador en las Islas Maldivas, me comentaba hace unos dias que la política lleva muchos años navegando en el mar de la relatividad. 

Lo que yo le estaba preguntando era si creía, como lector crítico de novelas del oeste, que el proselitismo informativo, la rabiosa actualidad que diría aquel se ha merendado al placer de ver y escuchar. Que si le parecía cierto que Zapatero ha llevado a España a la ruina económica, que si Rajoy es en realidad una marioneta con el criterio que un topo, que si los nacionalistas son diablos y que si la vecina canta.

Ante este panorama, me dijo que no le extrañaba que la única opción que nos quede en España es tener fútbol por televisión todos los días. Le contesté que esta moda tal vez se haya impuesto para que nos aliviemos de tanta monotonía viendo al defensor de Messi enrojecido por la angustia.

Mi amigo bermeano, que aunque pase medio año caminando sobre las aguas tiene los pies firmemente asentados en la tierra, sabía muy bien lo que buscaba en los caladeros de su memoria cuando, ya en serio, me soltó: “Los políticos de hoy no son cultos por la simple razón de que desprecian la cultura de la vida”. ¿Será cierto? Me surge otra gran duda.

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