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jueves, 27 de octubre de 2011

El viaje del Hombre (I): Los oromos


Teníamos fácil señalar el punto de partida de este viaje alrededor del Hombre siguiendo la ruta del imaginario mapa que hoy desplegamos aquí: África es el origen de nuestra existencia. Allí fue donde hace 3 millones de años, el hombre se irguió sobre dos patas y comenzó la apasionante aventura en la que hoy nos encontramos. Un camino mutante, de transformación, de frustraciones, de superaciones. De adaptación y supervivencia, en definitiva. 

De ser unos pocos diablos a merced del medio nos hemos convertido en una tribu con más de 6.000 millones de individuos capaces de batirnos el cobre contra enemigos hostiles que en circunstancias normales nos hubieran aniquilado. Dominamos el medio, controlamos el tiempo y decidimos el camino en función de complejas variables. Es lo que nos diferencia del resto de habitantes de este planeta azul. 

La foto del día de esta nueva sección arranca en África, en Etiopía, en el lugar exacto que un día habitó el primer hombre y la primera mujer de los que tenemos conocimiento. Se trata de una joven oromo, el grupo étnico más numeroso del país. Una tribu nómada y relativamente hospitalitaria.


Hubo un tiempo que fueron tratados como ganado por el resto de etnias de la región. Les llamaban "Gallas", un sobrenombre peyorativo que significa algo así como "los negacionistas" por su resistencia numantina a ser cristianizados e islamizados por los pueblos vecinos. Y este podría ser el origen de nuestro pecado original. Ya puestos, ¿por qué no humanizar la leyenda?. Este fue el motivo utilizado para expulsar a los oromos de la tierra de iniciación africana antes de terminar estableciendo una suerte de colonialismo sobre el resto de las etnias. Por las venas del emperador Haile Selassie, un personaje de excepción en la historia de Etiopía, corría sangre oromo. Una luz o una sombra en el amanecer del Hombre, según los ojos con los que se mire.

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1 comentario:

Jaled Ibarra dijo...

Si dejaran África en paz los depredadores occidentales descubriríamos un continente con una riqueza cultural infinita que entronca con la propia naturaleza,allí están nuestras raíces.
VIVA ÁFRICA LIBRE