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miércoles, 21 de julio de 2010

Un faro a la entrada del Bierzo

Día 4: Astorga - Villafranca del Bierzo
86 kilómetros
Calor y viento
Pueblos: Santa Catalina de Somoza, Rabanal del Camino, Alto de la Cruz del Ferro,Manjarín,  El Acebo, Molinaseca, Ponferrada, Cacabelos.


El Bierzo. El maldito bierzo. Su viento. El pérfido viento del Bierzo. Siempre sopla de cara. Para el ciclista es como un palazo entre los ojos. Una corriente constante de aire que diluye cada pedalada en la desesperación. Te sacude como un sonajero hasta volverte del revés. Es como si  al peso que arrastras le hubieran añadido 100 kilos de plomo y una mano invisible te agarrara del sillín para impedirte avanzar. El viento es peor que la lluvia y el frío. El viento es una putada.


Ya lo advirtió Alicia, escondida en la penumbra de la tiendita de vieiras, calabazas y todo tipo de souvenirs santiagueros: "Hoy soplará duro. Vienen nubes y quizá agua". Alicia es una de las 30 personas que aún viven en el mínimo pueblo de Santa Catalina de Somoza, en la puerta del Bierzo leonés. Por delante de su casa-tienda pasan todos los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela. Pero pocos se paran a pesar de la elegante bisutería que cuelga del improvisado escaparate.

"Hay de todo. Gente amable, gente peculiar y gente muy extraña", dice. Una vez un alemán se puso a cantar ópera en la puerta de su casa en media de una tormenta. En otra ocasión pasó un hombre desnudo "ni siquiera llevaba zapatos, sólo el sombrero de peregrino, la vieira y un bastón". Hoy una joven nórdica se ha detenido y ha comenzado a hablar en sueco con un poste de luz como si tal cosa. Nos ha mirado, ha fruncido el ceño y hasta luego lucas.

Alicia, 64 años marcados uno por uno en los surcos de la cara, es una superviviente del Bierzo. Más bien, es el faro que alumbra el camino hacia las montañas, hacia el cambio radical de paisaje. Su casa, además de ser una sencilla tienda, es el fin de la monótona llanura y el inicio de las cumbres. Le divierte dar buenos consejos. "Llevo toda mi vida aquí", afirma. "Cuídate del jabalí si duermes en los bosques del Alto del Ferro. Son muy curiosos y muy fieros si se asustan", avisa. "Y tampoco pases la noche en Manjarín. En ese pueblo sólo vive una persona y no es de fiar", añade. Todo de seguido. Miro las cumbres y tiemblo.

La mayor de una camada de 17 hermanos, ella se encargó de cuidarlos mientras trabajaba la tierra o hacía el pan. Porque en Santa Catalina son tan pocos que hasta el panadero de Astorga ha olvidado su existencia. Hoy en día Alicia comparte casi todo su tiempo con Noa, un perrita dulce como la miel. 

-"¿Cómo se pasa el invierno aquí? Porque además de frío supongo que no verá un alma"
-"Ay pues muy aburrido, con mis cosas, ya sabe... siempre hay algo que hacer

Su marido "anda por ahí, con los amigos" no pasa mucho tiempo en casa. A ella, no le importa. Le aburre. Prefiere a su fiel y cariñosa Noa a la que dice cada vez que pone una pata en la calle: "¡¡Un día te pillará un coche!!" aunque quizá quiso decir "tractor" porque coches hay 10 en todo el pueblo y rara vez pasan por delante de su casa.

Dentro de su tienda tiene un pozo de agua fresca que comparte como una alhaja austrohúngara. "Me envidian en el pueblo porque siempre tengo agua aunque haya sequía". Lo construyó su padre hace 25 años, justo el día en el que murió uno de sus hermanos en un accidente. Alicia rompe a llorar. "Es que soy muy sensible. Siempre me pasa pero viene bien porque así no olvido", asegura. 

Tiene ganas de conversar, "de contar lo que me pasa por dentro porque aquí ¿con quien te hablas? ¿con el poste, como esa chiquilla alemana?".  Con languidez,  Alicia se despide con una colección de consejos para lo que resta de ruta. Es como una cometa iluminada, que asciende hasta lo alto de su faro y baja para decirte qué es lo que ha visto en la altas cumbres del Bierzo. Tiemblo ante las brujas.


3 comentarios:

Adm dijo...

Ánimo Gorka, me tienes enganchado!!

Unknown dijo...

Bueno, muy bien la señora, curioso el personajismo que ha estado viendo toda su vida, pero... ¿qué tal el paseo por el Bierzo? ¿Te atacaron los jabalíes? ¿O algún especimen raro? Me has dejado con la duda...

Unknown dijo...

Me ha encantado. ¡Qué bonito. Cuando García Márquez empezó a escribir aquellas historias tan maravillosas de personajes mágicos a los que les sucedían cosas que ni siquiera sabíamos que existían, admirábamos su imaginación desbordante. Luego, supimos que eran reales, que el colombiano sólo las recreaba (bueno, algo más ya hizo). De esto me he acordado leyendo los faros de tu camino.