Que no estamos solos en la inmensidad del Universo parece algo indiscutible. El espacio sideral es demasiado grande y extenso como para ser tan codiciosos. Un cuadro de luces fundido en negro. La fotografía de la NASA muestra a la galaxia de Andrómeda, una constelación inmensa situada a 2,5 millones de años luz de la Tierra en permanente movimiento. Como si de un gigantesco cíclope se tratara, Andrómeda se aproxima a nuestra galaxia a 300 kilómetros por segundo. De no variar su dirección, esta masa de estrellas que véis en la imagen colisionará con la Via Láctea dentro de 3.000 o 5.000 millones de años provocando una reacción imprevisible en la infinito universal. Suerte que para entonces ninguno de nosotros estaremos aquí para saciar la curiosidad.
De lo que quizá seamos testigos en unos pocos años sea del descubrimiento de un planeta con las condiciones idóneas para albergar vida. Puede que muy diferente a la Tierra pero sí con capacidad para hospedar seres que nazcan, se reproduzcan y mueran. No estamos lejos.
Desde el 14 de febrero de 1990, la sonda Voyager 1 rastrea como un sabueso el espacio sideral más allá del Sistema Solar en busca de vida extraterrestre y ha detectado 702 lugares -exoplanetas para ser exactos- con posibilidades reales de cobijar civilizaciones, seres, bacterias o, simplemente, vida.
Tras analizar los datos recibidos de la sonda, las fotografías y otra colección infinita de muestras, la lista de candidatos se ha reducido a dos: Gliese 581d, situada a unos 20 años luz de la Tierra, en la constelación de Libra; y HD 85512b, a 36 años luz, en la constelación de Vela. Ambos planetas poseen un tamaño ligeramente mayor que la Tierra pero su superficie presenta las condiciones necesarias para tener agua en estado líquido y, por lo tanto, vida potencial. ¿Lo sabremos algún día? La respuesta es un misterio diseñado a la medida de sastres de la interpretación universal como Carl Sagan.
1 comentario:
es muy interesante tu blog.. felicitaciones por un buen trabajo
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