El 26 de abril de 1937 Gernika fue borrada del mapa por la Legión Cóndor, una escuadrilla de aviones alemanes e italianos que arrojaron 30 toneladas de explosivos sobre una población que no superaba los 5.000 habitantes. Murieron cientos de personas. Desde entonces, esta villa vizcaína forma parte de la historia universal de la infamia y mantiene su hueco en la memoria colectiva como un símbolo de la barbarie. Como Groni, Dresde, Hiroshima y Nagasaki. Como Sarajevo y ahora Homs.
Dos días antes, en Elgeta, batallones franquistas allanaron el camino de esta pavorosa destrucción en una batalla cruel contra las tropas republicanas que el horror colectivo de aquellos terribles años casi ha olvidado. Un detalle pavoroso del 37, pocos días después de que la Aviación Legionaria Italiana redujera Durango a escombros.
Elgeta es un monte en la frontera entre Vizcaya y Guipúzcoa, a 20 kilómetros de Gernika. Aquel día batallones de milicianos anarquistas, socialistas y nacionalistas se batieron el cobre para impedir que la IV Brigada del general Mola hincara otra estaca más en el corazón de la República. Desde el punto de vista estratégico, el objetivo era clave para abrir una vía hacia Bilbao. Tras cuatro días de feroz lucha, la fortaleza se rindió sin condiciones.
Seis personas fueron fusiladas, mataron a golpes a otra y practicaron violaciones sistemáticas entre las mujeres de las aldeas próximas, llegando al extremo de obligar a algunas de ellas a contemplar la ejecución de sus propios familiares antes de padecer su calvario. Las fosas quedaron allí expuestas, como mausoleos austeros, apenas tres imperceptibles boquetes envueltos en el silencio espectral de la montaña. Como en Bosnia en 1993. Este hecho ha podido ser documentado gracias al extraordinario trabajo de los buscadores de cuerpos de la Sociedad Aranzadi que tratan de evitar el olvido.
Hoy, Gernika y Durango siguen esperando una declaración formal del Parlamento español reprobando la sublevación franquista sin ambages y reconociendo al culpable de aquellas matanzas: Francisco Franco, el dictador que durante 40 años mantuvo a todo un pueblo bajo su bota. El dictador que redujo la dignidad de miles de hombres y mujeres a la nada y que asesinó impunemente a aquellos españoles que lucharon por defender la libertad.
Hoy, Gernika y Durango siguen esperando una declaración formal del Parlamento español reprobando la sublevación franquista sin ambages y reconociendo al culpable de aquellas matanzas: Francisco Franco, el dictador que durante 40 años mantuvo a todo un pueblo bajo su bota. El dictador que redujo la dignidad de miles de hombres y mujeres a la nada y que asesinó impunemente a aquellos españoles que lucharon por defender la libertad.
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