Como titanes de piedra, estas tortugas de casi 300 kilos arrastran su enorme caparazón por las laderas de las Islas Galápagos, Ecuador. Con extrema lentitud. En una hora sólo son capaces de recorrer 250 metros. Insuficiente para escapar por patas. Estos grandotes y nobles reptiles son los campeones del mundo en parsimonia. Prehistóricas criaturas que observándolas detenidamente parecen haber salido victoriosas de su rivalidad con los dinosaurios. El premio fue el control del tiempo.
Charles Darwin quedó boquiabierto al verlas por primera vez durante su visita al archipiélago en 1835, y decidió que sobre su concha calcárea debía de armonizar uno de los argumentos sólidos de la teoría de la evolución de las especies. Un paraíso natural que espero conocer muy pronto.
Por eso, la tranquilidad con la que estas tortugas se toman los paseos no entraña imprudencia en un mundo de bestias. Están muy acostumbradas. Cualquiera que las desafíe corre el riesgo de perder la dentadura. Están acorazadas. He aquí uno de los motivos de su gusto por las caminatas matutinas, de su obstinación con el frescor del amanecer. Es el momento de caza para las alimañas.
Pero para estas tortugas sólo hubo un depredador implacable: el hombre. Antes de la colonización española, las islas Galápagos eran su paraíso. Había 250.000. Hoy sólo sobreviven 15.000. Colosos de sangre fría. Casiopeas gigantes en guerra con los ladrones del tiempo que quieren acabar con Momo. Hasta pronto, señoras.
3 comentarios:
Qué belleza.
son hermosas, yo cuando decidi viajar a Galapagos no podia creerlo poder verlas en vivo. es un lugar lleno de natualeza, cuidemoslo entre todos!
La UNESCO declaró a Galápagos Patrimonio Natural de la Humanidad y posteriormente, se la asignó Reserva de la Biosfera. Son llamadas turísticamente Las Islas Encantadas, ya que la flora y fauna encontrada aquí es prácticamente única ya que no existe en otro lugar del mundo
Fuente: travel to galapagos from quito
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